Si le preguntas a cualquier persona si quiere ser rica o millonaria, lo más probable es que te responda positivamente, a menos que ya lo sea, tenga un voto de austeridad o te esté mintiendo porque ¿Quién no desearía tener unas finanzas tan estables que le permitieran suplir todas sus necesidades y dejar de preocuparse si llegará a final de mes o si será capaz de lograr las metas que se ha propuesto? No es tan común que alguien se niegue, sobre todo si le agregas al final de la pregunta “sin tener que trabajar”.
Ya las respuestas empiezan a diferenciarse un poco más cuando se le dice a la gente lo que debe hacer para lograr esa libertad financiera ya que no todo el mundo está dispuesto a hacer el esfuerzo o a cambiar su estilo de vida así sea por una temporada. Si te gustaría ser millonario y no sabes qué hacer por empezar, la recomendación es que le prestes atención a tus pensamientos y cambies aquellos que solo te sabotean por estos pensamientos que tienen las personas millonarias.
Recuerda que todo comienza en la mente así que una vez logre modificar tus pensamientos estarás mucho más cerca de convertirte en aquello que deseas ser. Esto no aplica para las finanzas solamente, sino para cualquier área de tu vida en la que no te sientas satisfecho.
Ahora, el trabajar en los pensamientos es algo que requiere un poco más de tiempo mientras te adaptas, lo internalizas y lo vuelve parte de ti. Las acciones en cambio, es algo que puedes incluir en tu vida desde el primer momento, apenas tomas la decisión. Por eso, hemos redactado un listado de acciones que son totalmente dañinas para tu salud financiera y en caso de que te identifiques con alguna de ellas -porque es un hábito que tienes o la pones en práctica con cierta regularidad-, entonces puedas evitarla al máximo, lo que te dará mejores resultados en tu economía personal.
– No llevas un control de tus gastos: si tienes alguna deuda de lo que sea la pagas, si tienes alguna necesidad pasas la tarjeta “sin preocupaciones” y en caso de que quieras algo simplemente vas por ello. Quizá puedes pensar en tu mente que sí tienes un control de tus gastos, pero lo más probable es que te sorprendas cuando veas el estado de tu cuenta bancaria.
Una persona que tiene un buen control de sus ingresos normalmente no se sorprende o preocupa por ese número ya que sabe qué esperarse incluso antes de ver el comprobante bancario.
Un buen síntoma de que una persona que no tiene control sobre sus gastos es que puede quedarse sin dinero y no está clara en qué lo gastó, puede que tenga algunas nociones, pero al hacer cálculos en su cabeza siempre se queda corto y lo peor, no tiene algún registro dónde acudir para disipar sus dudas.
– No sabes cuántos son tus ingresos netos: este es un tremendo problema para tus finanzas personales porque no te estás conduciendo bajo la certeza de un monto exacto.
Está bien que todos los meses no ganes lo mismo, pero eso no es excusa para saber con exactitud cuál es tu marco de maniobra. Al no saberlo puedes gastar de más o incluso dejar de tomar oportunidades nuevas e interesantes, a pesar de que tu presupuesto quizá te lo permita ahora o más adelante.
Así como requieres tener un control de gastos, también es necesario conocer a profundidad tus ingresos, no solo los actuales, sino el potencial de los mismos. De esta forma podrás hacer planes a corto, mediano y largo plazo.
En caso de que no estés contento con el dinero que estás percibiendo y crees que necesitas impulsarlo, mira estos métodos de Gananci con los que podrás ganar dinero por Internet desde tu casa, oficina o cualquier lugar donde te encuentres y tengas una conexión. Eso sí, ten presente que la cantidad de dinero que ganas no siempre es la resolución del problema, sino la correcta administración del mismo.
– Obtienes tus ingresos de una sola fuente: esto puede ser problemático porque estarías poniendo todos los huevos en una canasta. Una jugada inteligente en tus finanzas personales es tener varias fuentes de ingreso para que tengas seguro en caso de que algo le ocurra a la principal.
– No analizas con cuidado las deudas que adquieres: si alguien te dice que puedes pagar después son las palabras mágicas para cerrar el trato, pero esto no tiene por qué ser así. Que no pagues en el mismo momento de comprar algo significa que estás adquiriendo un compromiso para después.
Pueden parecer cosas pequeñas, pero a medida que se acumulan tendrán un impacto considerable en tu economía y podrían traerte problemas más fuertes a largo plazo si dejas que esta práctica se convierta en un hábito cotidiano.
– No tienes un presupuesto: esta es una herramienta que no solamente te ayudará a controlarte sino a saber dónde estás parado (económicamente hablando), lo que te dará mayor libertad de hacer los planes que requieras para elevar esa salud financiera.
– Tienes mil y una excusas para gastar: esto significa falta de disciplina. Una de las excusas más comunes es que “el dinero va y viene”, lo cual es cierto, pero ¿No te gustaría que viniera más establemente y que hubiera una mayor organización en tus gastos? Esto se obtiene con disciplina y orden, lo cual son cualidades que debes desarrollar para poder alcanzar tu meta.