Este es un debate que siempre ha existido, sin embargo, no hay una respuesta unívoca sobre este asunto. Lo cierto es que tanto la ducha de día como la ducha de noche tiene pros y contras. Finalmente, dependerá de las preferencias de la persona y los propios biorritmos.

A modo de ejemplo, ducharse por la mañana es una manera de activarte antes de empezar el día, mientras que si te duchas por la noche y sufres de insomnio podrás disfrutar de un sueño más reparador y te ayudará a conciliar el sueño.

En cualquier caso, lo que sí se recomienda es que tanto si te duchas de día como si te duchas de noche no prolongues la ducha durante más de 10 o 15 minutos, sobre todo si la ducha te la das con agua muy caliente. En el caso de la ducha con agua fría, también debes tener en cuenta que es perjudicial durante mucho tiempo ya que eleva la temperatura corporal innecesariamente.

En definitiva, puedes optar por una u otra, o incluso hacer dos duchas diarias siempre que tu tiempo, ganas y estado general te lo permitan. Lo importante en estos casos es que uses productos que sean respetuosos con tu piel.

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