Los chistes malos tienen un encanto especial. No hacen reír por ser inteligentes ni ingeniosos, sino por lo absurdos, simples y hasta tontos que pueden llegar a ser. Y, aun así, no podemos evitar soltar una carcajada. Ya sea por lo inesperado, lo ridículo o lo surrealista, estos chistes tienen una magia única: te hacen reír cuando menos te lo esperas.
Por eso, hoy te traigo una selección de 20 chistes malos que te harán reír aunque no quieras. Algunos son cortos, otros tienen juego de palabras, y los más atrevidos rozan el sinsentido. Pero todos tienen algo en común: te van a sacar una sonrisa, aunque sea por vergüenza ajena.
¿Por qué nos gustan tanto los chistes malos?
Antes de empezar con la lista, vale la pena preguntarse: ¿por qué los chistes malos nos hacen gracia? La respuesta es sencilla: porque rompen nuestras expectativas. Esperamos algo coherente, lógico, y de repente recibimos un remate absurdo que nos descoloca. Y ahí, en ese instante, aparece la risa.
Además, los chistes malos suelen ser ligeros, inocentes y sin maldad, lo que los hace perfectos para compartir en cualquier ambiente: con amigos, en familia, en el trabajo o en el grupo de WhatsApp. No necesitan explicación ni contexto. Solo están ahí, listos para arrancar una carcajada.
1. ¿Qué hace una abeja en el gimnasio?
Zum-ba.
2. ¿Cuál es el café más peligroso del mundo?
El ex-preso.
3. ¿Qué le dice una iguana a su hermana gemela?
Somos iguanitas.
4. ¿Cómo se despiden los químicos?
Ácido un placer.
5. ¿Qué hace una vaca cuando sale el sol?
Sombra.
6. ¿Cómo se llama el campeón de buceo japonés?
Tokofondo.
¿Y el subcampeón?
Kasitoko.
7. ¿Qué le dice una piedra a otra piedra?
La vida es dura.
8. ¿Por qué los pájaros no usan Facebook?
Porque ya tienen Twitter.
9. ¿Cuál es el colmo de Aladdín?
Tener mal genio.
10. ¿Qué le dice el semáforo al coche?
No me mires, me estoy cambiando.
11. ¿Por qué lloraba el libro de matemáticas?
Porque tenía demasiados problemas.
12. ¿Qué hace un pez?
¡Nada!
13. ¿Por qué el tomate no toma café?
Porque toma té.
14. ¿Cuál es el animal más antiguo?
La cebra, porque está en blanco y negro.
15. ¿Cómo se llama un boomerang que no vuelve?
Un palo.
16. ¿Qué le dice un jardinero a otro?
¡Disfrutemos mientras podamos!
17. ¿Qué hace un león en una biblioteca?
Busca un libro salvaje.
18. ¿Qué hace un perro con un taladro?
¡Taladrando!
19. ¿Qué hace una escoba en el gimnasio?
¡Barre pesas!
20. ¿Por qué los esqueletos no pelean entre ellos?
Porque no tienen agallas.
Chistes tan malos… que terminan siendo buenos
Es curioso cómo estos chistes, por muy simples que sean, desatan carcajadas más sinceras que muchos monólogos complejos. La clave está en que no se toman en serio a sí mismos. Son rápidos, fáciles de recordar y perfectos para romper el hielo en cualquier conversación.
Los chistes malos que te hacen reír tienen la virtud de conectar con el humor más básico y puro. Nos devuelven por un momento a la infancia, cuando nos reíamos por cualquier tontería. Y es que, a veces, lo que más necesitamos no es un chiste inteligente, sino uno tonto en el momento justo.
¿Dónde contar estos 20 chistes malos?
Estos chistes malos son ideales para casi cualquier situación informal:
En una reunión de amigos, cuando alguien dice «cuenta uno malo».
En cenas familiares, para hacer reír a niños y abuelos por igual.
En un grupo de WhatsApp para animar un lunes.
Como rompehielos en un grupo nuevo o para iniciar una conversación.
Eso sí, recuerda que la clave está en el tono. Cuanto más serio lo cuentes, más efecto cómico puede tener. A veces, la pausa dramática antes del remate es lo que lo convierte en una joya.
El humor es salud
Diversos estudios han demostrado que reír mejora la salud física y emocional. Reduce el estrés, fortalece el sistema inmune y mejora el estado de ánimo. Así que sí, aunque estos chistes sean una tontería, hacerte reír ya los convierte en algo valioso.
Si lograste soltar al menos una risa (aunque fuera silenciosa), misión cumplida. Y si no… bueno, ¡quizá es que te faltan más chistes malos en tu vida!
Conclusión
Estos 20 chistes malos que te harán reír nos recuerdan que el humor no siempre necesita lógica ni profundidad. A veces, lo más simple y absurdo es lo que más conecta. Y en un mundo lleno de problemas serios, un chiste sin sentido puede ser justo lo que necesitamos para seguir adelante con una sonrisa.
Así que compártelos, cuéntalos, ríete con ellos y no tengas vergüenza de disfrutar lo ridículo. Porque, al final, la risa es el lenguaje universal de la alegría.












