La Navidad, de una riqueza de tradición muy especial, es un época plena de tantos símbolos y cada uno de ellos tiene un significado muy especial. Todos aportan una indudable cuota de curiosidad a este importante tiempo del año.
¿Conoces el significado de la palabra Navidad?
La palabra Navidad proviene del término latín “Nativitas” que significa Nacimiento. Es en el año 345, cuando San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno influyen en la decisión de proclamar el 25 de Diciembre como el día de Navidad.
Origen del pesebre
La tradición del pesebre para recordar el momento del Nacimiento de Jesús tiene su origen cuando el Papa Teodoro I (Italia, 642-649) toma la decisión de traer desde Belén hasta la Basílica de Santa María la Mayor de Roma los restos del pesebre que según la tradición habían acogido al Niño Jesús. A partir de entonces, la representación del pesebre se hace esencial en la celebración de la Navidad. San Francisco de Asís, después de un tiempo en que las celebraciones se salen del cauce de origen espiritual, reivindica y hace una costumbre la tradición de armar el pesebre en casas e iglesias con figuras y distintos materiales.
Costumbre de entregar regalos en Navidad
Su origen se remonta a los tiempos de San Nicolás, obispo de Mira en Asia Menor en el siglo IV y cuyas reliquias se veneran en la ciudad de Bari en Italia. Fue ampliamente conocido por su caridad con los más necesitados y siempre se preocupaba por los niños, especialmente. Su costumbre era llevarle regalos a los más desposeídos. Tenía expresiones como «sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto». Su relación con la Navidad se remonta al siglo XVII cuando su fiesta se trasladó al 25 de diciembre.
El árbol de Navidad
Es una cristianización de una antigua tradición germana. San Bonifacio (680-754), misionero de los primeros tiempos del cristianismo, se propuso llevar el Evangelio a toda Europa. En su intento por librar a estos pueblos del paganismo, reemplazó el culto a los árboles como deidad por el pino, símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas representan las tentaciones y las velas la luz de Cristo que ilumina el mundo. Posteriormente, se le asoció con la Encarnación del Hijo de Dios y su relación con el Árbol de la Vida
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