La tengo como pata de perro envenenao,
como un brazo de hierro que no se apaga,
como la lengua de un dragón que lanza llamas,
como el ritmo de una bomba que nunca para.
La tengo como el cuello de un pato,
flexible, afilada, lista para el impacto,
como el rastro de un camión por el asfalto,
imparable, recta, no sabe de desvío ni de salto.
Tengo el rabo como un misil,
fuego cruzado, directo a lo sutil,
como una torre de acero, tan firme y tan fuerte,
una explosión que estremece la suerte.
Como la tubería del gas,
que no se ve pero siempre está,
roca de sal, chispa de paz,
despierta el deseo cuando te pones a mirar.
La tengo como bombona de butano,
llena de presión, lista pa’ el verano,
estallo, no freno, soy el único en el plano,
quemo la escena, caliento el barrio urbano.
Como el cerrojo de un penal,
sólida, cerrada, jamás se puede escapar,
una bala directa al centro, sin dudar,
como un grito al viento que nadie puede callar.
Tengo un cohete en el pantalón,
explosión de fuego, puro corazón,
en cada paso una misión,
alzo la voz y arranco el sol.
Como cañón apuntando a un campanario,
preciso, afilado, mi rap es necesario,
el sonido retumba, suena como el diario,
firme en la pista, como un faro.
La tengo como el suelo de mármol,
fría, implacable, no hay nada que se me escape,
como el eco en el templo, cada palabra en mi rastro,
firme como el arte, que jamás se pierde.
Como el cuello de un cantaor,
en cada frase la fuerza del amor,
como el eco en el barrio, nunca hay error,
mi voz es flamenco, pasión y ardor.
Como la clavícula de un transformer,
duro, invencible, nunca te conformes,
tengo el futuro en mis manos, renuevo el enfoque,
como un gigante, rompo cualquier corte.
Le daba como cajón que no cierra,
golpe tras golpe, la mirada se cierra,
casi imposible, no se aguanta la guerra,
cada movimiento parece que aterra.
Gorda me la pone, no hay quien me frene,
nada me detiene, siempre me mantiene,
el ritmo que da, el sonido que envenena,
y cuando suena, el mundo se entretiene.