En los tiempos que corren todo va a una velocidad vertiginosa. El estrés y la alienación que causan las grandes ciudades es cada vez más profundo por lo cual es necesario buscar herramientas para luchar contra el desgaste.
Existe un arte milenario dedicado a calmar la mente y a desarrollar compasión por el prójimo: la meditación. Si bien es practicada desde tiempos remotos por distintos grupos religiosos orientales, la meditación suele asociarse principalmente a la figura de Buda.
El siglo XIX la cultura de habla inglesa, puntualmente las sociedades teosófica inglesas, se sintieron atraídas por textos budistas y taoístas que ahondaban en el tema. Más tarde, con el auge de la moda New Age, la meditación y sus prácticas se fueron haciendo más populares.
Hoy en día la población que utiliza la meditación es muy numerosa. Las técnicas de respiración han logrado que muchas personas hagan un equilibrio entre la vorágine de la postmodernidad y sus vidas.
La base de la meditación son esas técnicas de respiración (que también son utilizadas por varias disciplinas de yoga). El simple hecho de tomar un momento del día para respirar profundo y tratar de poner la mente en blanco, muchas veces hace la diferencia entre el encrespamiento y la paz interior