Es claro que todos sabemos lo que es el sentimiento de vergüenza, sin duda alguna vez todos hemos pasado un momento incómodo en la que lo hemos sentido. La vergüenza es una sensación que aparece repentinamente y que está asociada al miedo de hacer el ridículo, al temor del que dirán los demás.
¿Cuántas veces nos hemos frenado antes de hacer o decir algo, porque nos dio vergüenza? ¿Cuántas veces hemos hecho alguna acción y luego sentido vergüenza de ello? Es una sensación muy común de la que nadie se salva.
¿En que situaciones sentimos vergüenza?
La vergüenza aparece en un evento social ante algo que hemos hecho y que otros pueden considerar fuera de lugar o ridículo. También puede aparecer cuando estamos solos, porque la mente interioriza las reglas sociales que nos censuran cuando hacemos algo no adecuado.
Otras veces, la vergüenza la sentimos antes de ejercer la acción, es decir, aparece ante la mera posibilidad de que estaremos actuando frente a un público de manera irrisoria o vergonzosa (por ejemplo, durante una exposición).
La vergüenza no se puede fingir y los síntomas son muy notables: constante rubor en las mejillas, aceleración del ritmo cardíaco, sudoración, tartamudeo, desviación del contacto visual, entre otras variaciones.
¿Por qué sentimos vergüenza?
Las personas experimentamos el sentimiento de vergüenza cuando no cumplimos las reglas que la sociedad impone y que consideramos obligatorias. Nos sentimos muy pequeños, dirigiendo la atención hacia nuestro interior y viéndonos de manera negativa. En esos momentos solo queremos que nos trague la tierra.
Las mujeres se avergüenzan más intensamente que los hombres y los jóvenes más que los mayores, y a causa de esto tienden a sufrir más los efectos de la vergüenza como por ejemplo baja autoestima.
En síntesis, sentimos vergüenza porque es simplemente una respuesta solidaria de nuestro organismo que nos demuestra, de manera inconsciente, lo implicados que estamos socialmente.